domingo, 6 de mayo de 2018

1º ETAPA DEL PLAN DE EMPRESA

 Definición de la Misión de la empresa


La primera etapa en la elaboración de un proyecto empresarial debe ser la definición del propósito último de la empresa o del negocio y su Misión.
Probablemente la respuesta más rápida para estas cuestiones se refiera a la generación de beneficios, o a la rentabilidad económica, pero esta respuesta es sólo parcialmente correcta ya que si la empresa no vende sus productos o servicios, es decir no tiene clientes, no puede generar ingresos.
El objetivo último del negocio o de la empresa respondería a la pregunta: ¿Para qué queremos crear esta actividad?. Este fin último puede ser único o múltiple: rentabilizar una inversión, autoempleo, dar un servicio necesario a la sociedad, etc.

Podríamos definir la Misión de toda empresa, grande o pequeña, como la de: «satisfacer determinadas necesidades o deseos de ciertos grupos de personas (consumidores o clientes) que, en conjunto, forman sus mercados».
Concretar la misión implica descubrir una oportunidad de negocio para un hueco o nicho de mercado específico que se debe identificar plenamente. Además, implica la definición general de los productos o servicios que pueden hacer aprovechar esta oportunidad de negocio, es decir, que pueden satisfacer las necesidades de los clientes.
Es importante que el proceso para definir la Misión del proyecto o de la empresa se realice siguiendo la secuencia señalada (primero clientes y luego productos o servicios). Un error frecuente es definir el área de negocios en función de los productos o servicios que se quieren vender, sin pararse a pensar en el atractivo que tienen para el mercado en general o para alguno de sus segmentos, es decir si hay o no un mercado potencial satisfactorio.

Esta formulación de la Misión es igualmente válida y necesaria para una empresa o negocio ya en funcionamiento, ya que los elementos que forman lo que se denomina el «entorno o medio ambiente empresarial» cambian continuamente, y si la empresa no se adapta a estos cambios corre el riesgo de quedarse fuera del mercado. Los cambios que debe afrontar pueden ocurrir en los mercados, los competidores, los clientes, la tecnología, los proveedores, etc.

Las preguntas a responder para definir correctamente la Misión son:

• ¿Qué necesidades quiero satisfacer con mi proyecto?
• ¿A qué clientes, consumidores o usuarios finales quiero dirigirme?
• ¿Qué productos o servicios quiero ofrecer?
• ¿Cómo se satisface la demanda en la actualidad?
• ¿En qué forma mi enfoque es innovador?

La Misión de la empresa conviene definirla con una visión amplia del negocio, a largo plazo (aunque se concrete en algún aspecto, en el corto plazo o inicio de actividad).
La Misión debe describir el producto o servicio de forma general aunque de la manera más clara posible, de forma que se pueda entender en qué consiste, para qué y a quiénes sirve.

En la segmentación del mercado incluimos la descripción de los principales grupos de clientes a los que se va a dirigir la actividad, tanto en el presente como en el futuro.
En el ámbito geográfico se concretan las zonas en las que se va a desarrollar la actividad, señalando la evolución temporal prevista.

Por último, las singularidades descubren los elementos competitivos en los que se va a apoyar la empresa para lanzar la actividad y para diferenciarse de la competencia.

Estas singularidades o "ventajas competitivas" pueden ser de diferentes tipos:

• Prestaciones que puede realizar mejor, con más calidad, a menor precio o de forma más rápida que sus competidores.
• Recursos o habilidades de los que se dispone, diferentes o superiores a los de la competencia.
• Planteamientos novedosos u originales.
• Patentes, licencias, concesiones, o limitaciones legales o comerciales.