Una vez establecidos los fines estratégicos y objetivos de la empresa, deben concretarse los planes de actuación, es decir, la planificación táctica y operativa que nos permitirá alcanzar las metas previstas.
El plan de actuación debe tener un horizonte temporal de al menos 3 años, aunque pueda hacerse un especial hincapié en el primer año y dar una visión general de los dos siguientes.
Un elemento importante a tener en cuenta es que el plan debe ser dinámico, es decir, que una vez realizado, algunos condicionantes internos o externos pueden requerir modificaciones al mismo y, en cualquier caso,una vez puesto en marcha conviene volver a estudiarlo y actualizarlo al menos de forma anual, incorporando las experiencias adquiridas y añadiendo un año más en el horizonte de planificación, de manera que siempre contemple 3 años.
El plan de actuación debe dividirse en secciones o sub - etapas, que serán los planes de cada una de la áreas funcionales:
-Plan de marketing.
-Plan de operaciones.
-Plan jurídico, fiscal y laboral.
-Plan de organización y recursos humanos.
-Plan jurídico -fiscal.
-Plan de tecnologías de la información.
-Plan económico - financiero.
Pueden existir planes, en función de la actividad de la empresa: Plan de I+O+i, plan de calidad....
Los diferentes planes deben contemplarse de forma conjunta y nunca por separado, aunque se realicen secuencialmente. Los problemas que nos encontremos al realizar el plan de operaciones están condicionados por el plan de marketing, y las disponibilidades financieras pueden condicionar en gran medida todos los planes anteriores.
En cualquier caso, y como consecuencia de la formulación del plan de actuación, especialmente al formular el plan financiero, podemos evaluar la viabilidad del proyecto a emprender y sus perspectivas de futuro, y estar en condiciones de presentarlo a posibles inversores o financiadores externos.
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