Cuentan que un experimentado conferenciante distribuyó unas hojas de papel a los miembros de su auditorio y les pidió que escribieran sus preguntas a fin de poder luego discutirlas y comentarlas.
El procedimiento funcionó muy bien hasta que abrió una de las hojas que le habían dado y observó que en el papel plegado sólo había escrita una palabra: ¡IDIOTA!
La leyó, sin inmutarse, en voz alta y se dirigió a su público:
- Damas y caballeros - declaró-. En las múltiples conferencias que llevo dando desde hace años, muchas personas han escrito su pregunta y han olvidado firmar con su nombre, pero he de decirles que esta es la primera vez que alguien firma con su nombre y olvida escribir su pregunta.
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