Tomás , de ochenta años, estaba cavando en el jardín trasero de su casa. Un vecino que le vio cavar, lleno de curiosidad, le preguntó :
- ¿Qué estás haciendo, Tomás?
- Voy a plantar cocoteros-contestó el octogenario.
- ¿Esperas llegar a comer los cocos que den estos árboles? - dijo con sorna su vecino.
- Probablemente no- fue su respuesta-, pero toda mi vida he comido cocos de los árboles que no había plantado. Y esto hubiera sido imposible si otras personas no hubieran hecho antes lo que estoy haciendo ahora. Sólo estoy pagado la deuda que tengo contraída con ellos.
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